Julio Dimas Contreras, de 53 años, vive en la comunidad de Santa Lucía, Pantasma, Jinotega. Es padre de cuatro hijos y está casado. Disfruta de la vida en el campo, rodeado de naturaleza, cultivando lo necesario para el autoconsumo y manteniendo su finca como fuente de sustento para su familia.

Desde muy joven se ha dedicado a la caficultura, un oficio que heredó de sus padres y que ha convertido en su principal pasión. En su finca “Linda Vista”, trabaja 3 manzanas en producción y 2 manzanas en recepo. En el ciclo anterior logró cosechar 50 quintales de café, generando así 10 empleos temporales para su comunidad durante la cosecha.

Gracias al acompañamiento técnico y financiero de PACSA, ha mejorado significativamente las prácticas de manejo en sus plantaciones, incorporando técnicas que elevan la calidad del café y fortalecen la sostenibilidad ambiental de su entorno.

Julio sueña con mejorar las condiciones de vida de su familia, especialmente la vivienda para sus hijos, y continuar mejorando sus plantaciones para aumentar la producción, obtener mayores ingresos y asegurar un futuro próspero para todos.

Wilmer Francisco Hernández González es un joven productor de 27 años, padre de un hijo, que desde muy temprana edad se ha dedicado con pasión al cultivo del café. Reside en la comunidad de Antioquia, en Pantasma, donde administra con esmero su finca “El Limón”.

En esta parcela cuenta con 3 manzanas de café en producción, alcanzando en el ciclo anterior una cosecha de 70 quintales. Durante la temporada de corte, su trabajo se convierte en una fuente de empleo para la comunidad, generando 8 plazas temporales.

Wilmer no solo dedica su esfuerzo a la producción agrícola, sino que también participa activamente en la vida comunitaria. Asiste a la iglesia local y forma parte de los talleres organizados por especialistas de PACSA, donde ha adquirido valiosos conocimientos sobre el cuidado y preservación del medio ambiente.

Su mayor anhelo es progresar, construir su propia casa y mejorar sus condiciones de vida. Para lograrlo, trabaja constantemente en optimizar sus cultivos y elevar la calidad de su café, con el objetivo de acceder a mejores precios y posicionar su producción como un producto de excelencia.

Dora Hernández García es una productora de 55 años que vive en la comunidad El Sacramento, en Pantasma, Jinotega. Madre de seis hijos, lleva una vida tranquila en el campo y se dedica a la caficultura, conocimiento que heredó de sus padres.

En su finca “Los Pinos” cultiva 2 manzanas de café, con un rendimiento promedio de 30 quintales APO. Además, cuenta con 0.5 manzana en proceso de renovación bajo manejo de tejidos y otra 0.5 manzana de plantación nueva.

Su sueño es construir su propia casa y mejorar la producción de su café. Ha participado activamente en los talleres comunitarios impartidos por especialistas de PACSA, los cuales considera muy valiosos, ya que le han permitido aprender cómo cuidar el medio ambiente y aplicar buenas prácticas agrícolas en su finca.

Anielska del Carmen Rodríguez Pineda es una joven productora de café de 26 años, originaria de la comunidad La Reforma. Es madre de un niño que actualmente cursa estudios en la escuela local, y con esfuerzo ha logrado consolidarse como una emprendedora comprometida con su finca “El Manantial”, donde cultiva café de la variedad Catimor.

Actualmente, Anielska tiene 9 manzanas en producción, con un rendimiento promedio de 34 quintales por manzana, lo que le permitió alcanzar una cosecha de 300 quintales en el ciclo anterior. Durante la temporada de corte y manejo del cultivo, genera alrededor de 25 empleos temporales, brindando oportunidades laborales a las familias de su comunidad.

Con visión de crecimiento, espera incorporar próximamente 3 manzanas más que se encuentran en proceso de recepo, con el objetivo de aumentar su producción.

Su meta a corto plazo es mejorar las condiciones de su vivienda y continuar participando activamente en los talleres comunitarios sobre medio ambiente, facilitados por los técnicos de PACSA, demostrando su compromiso con la sostenibilidad y el desarrollo de su entorno.

un progreso significativo en sus parcelas de cacao, las cuales están en proceso de rehabilitación. Está comprometido a trabajar arduamente para alcanzar una excelente producción y llevar adelante este proyecto con éxito, demostrando su dedicación y pasión por la cacaocultura.

Dixon Jesmir Hernández Granados, un joven caficultor con visión de futuro

Dixon Jesmir Hernández Granados, un joven de 22 años, ha dedicado su vida al cultivo del café en la comunidad Los Ángeles, Pantasma, Jinotega. Desde temprana edad, Dixon ha trabajado con pasión en su finca “El Salto”, una parcela de 1.5 manzanas que produce aproximadamente 62 quintales de café de calidad. Su finca, ubicada a una hora de Pantasma por caminos de tierra, refleja su compromiso con la caficultura y su profundo respeto por el entorno natural que lo rodea.

Con una visión clara y un espíritu emprendedor, Dixon no solo se dedica a la producción de café, sino que también implementa prácticas sostenibles para cuidar el medio ambiente. Su trabajo en la tierra es un ejemplo de cómo la agricultura puede ir de la mano con la conservación de los recursos naturales.

El sueño de Dixon es llevar la calidad de su café al siguiente nivel, accediendo a mejores mercados que valoren su esfuerzo y le permitan incrementar sus ingresos. Con estos recursos, aspira a mejorar las condiciones de su vivienda y brindar una mejor calidad de vida para su familia. Su determinación, arraigo a su comunidad y compromiso con la sostenibilidad lo convierten en un modelo a seguir para otros jóvenes productores de la región.

César Augusto Rivera Suárez, productor de café de 31 años, reside en la comunidad de Las Cruces, en el municipio de Pantasma, Jinotega. Es un hombre de familia, casado y padre de un hijo que asiste a la escuela local. Desde joven, César ha estado inmerso en la caficultura, trabajando en su parcela de 1.5 manzanas, un oficio que aprendió de sus padres y que ha ido perfeccionando con el tiempo.

Gracias al apoyo técnico y financiero de PACSA, César ha logrado mejorar tanto la productividad como la calidad de su café. Ha participado activamente en capacitaciones sobre sostenibilidad ambiental, lo que le ha permitido adoptar mejores prácticas en su finca, cuidando del entorno y promoviendo un cultivo más responsable. Además, con la guía de los técnicos de PACSA, ha recibido formación en manejo agronómico, reforzando sus conocimientos sobre el cultivo del café.

En los verdes cafetales de la comunidad de Anisales #2, en el municipio de Pantasma, Jinotega, vive Eugenia de los Ángeles Mairena Montenegro, una joven productora de café de 23 años. Madre de dos hijos que asisten a la escuela local, Eugenia encuentra en su familia y en su finca de café su principal fuente de inspiración y dedicación.

 Con una parcela de café en desarrollo que abarca 4 manzanas de tierra, Eugenia proyecta una producción estimada de 30 quintales. Desde su juventud, se ha entregado por completo a la caficultura, entendiendo el valor de esta labor no solo como medio de subsistencia, sino como parte integral de su identidad y su legado familiar.

 Su deseo de crecer como productora es palpable. Eugenia sueña con expandir su terreno, adquirir más tierras y aumentar su producción de café. Cada planta que cuida y cada grano que cosecha la acercan un poco más a su objetivo, alimentando su determinación y su pasión por este noble oficio.

 En cada taza de café, Eugenia encuentra el sabor de sus sueños y la promesa de un futuro mejor para ella y su familia. Con cada día que pasa, trabaja con ahínco y esperanza, sabiendo que su dedicación y su amor por el café son la fuerza que la impulsará a alcanzar sus metas.

En la fresca comunidad de Chaguitones, ubicada en el municipio de Jinotega, vive Julia Duarte Chavarría, una pequeña productora de café de 65 años. Madre de 9 hijos, Julia ha dedicado su vida al trabajo arduo en la caficultura, convirtiendo su pasión por el café en el sustento de su familia.

Con una extensión de 5 manzanas de café en desarrollo y 1 manzana en producción, Julia estima una generosa cosecha de 30 quintales. A pesar de su vasta experiencia, Julia reconoce la importancia de seguir aprendiendo y mejorando en su trabajo. Recientemente, ha trabajado estrechamente con la asesoría técnica y financiera de PACSA, donde los especialistas la han guiado en el manejo agronómico de sus cafetales. Cada consejo y sugerencia son recibidos con gratitud y entusiasmo, ya que Julia comprende que la innovación y la educación continua son clave para el éxito en la caficultura moderna.

Pero el trabajo de Julia no se limita solo al café. Además de su pasión por esta preciada cosecha, Julia se dedica a la venta de banano, generando ingresos adicionales para su familia y asegurando el bienestar económico de su familia.

 El sueño de Julia es seguir trabajando la tierra, expandiendo sus áreas de café y diversificando sus actividades agrícolas. Con cada amanecer, Julia se levanta con determinación y gratitud, sabiendo que su labor ayuda a mejorar la calidad de vida de su familia.

En la pequeña comunidad de Anisales #2, en el municipio de Pantasma, Jinotega, vive Nelson Manuel Hernández Hernández, un joven productor de café de 23 años. Tiene una parcela de 1 manzana de café con un rendimiento de producción de 15 quintales, Nelson está comprometido con el cultivo del café y el cuidado del medio ambiente.

Desde que se unió al trabajo a la mano de PACSA, Nelson ha sido testigo de cambios significativos en sus cafetales. Con la orientación y el apoyo de los especialistas en café de la institución, ha logrado mejorar la calidad y el rendimiento de sus cultivos. Cada cosecha es una muestra tangible de su dedicación y del impacto positivo que estas capacitaciones han tenido en su finca.

Pero el compromiso de Nelson va más allá de sus propias tierras. Consciente de la importancia de la conservación ambiental, ha compartido sus conocimientos con otros productores en la comunidad. Les ha instado a preservar los árboles y a adoptar prácticas agrícolas sostenibles, como evitar la quema de malezas, para proteger el suelo y el entorno natural que todos comparten.

El sueño de Nelson es grande pero alcanzable: aspira a ahorrar lo suficiente para establecer su propia empresa agrícola. Cada día, trabaja con determinación y visión, sabiendo que cada paso lo acerca un poco más a su meta. En su mente, el café no solo es su sustento, sino también su pasión y su vehículo hacia un futuro próspero y sostenible

Jaime William Mairena Cruz, un joven productor de café de 24 años, reside en la tranquila comunidad de Anizales #2, en el municipio de Pantasma, Jinotega. Con una pequeña parcela de 2 manzanas en desarrollo y otras 0.50 manzanas en proceso de rehabilitación, Jaime está inmerso en el mundo del café desde su juventud.

Desde temprana edad, Jaime ha trabajado codo a codo con su familia en la caficultura. Cada día, se sumerge en las labores del campo con pasión y dedicación. Sin embargo, su ambición va más allá de su parcela actual. Sueña con adquirir más tierras para expandir su cultivo de café y así alcanzar todo su potencial como productor.

Jaime se ve a sí mismo como un guardián de la tradición cafetalera de su región. Su amor por el café y el deseo de ver crecer su negocio lo impulsan a buscar constantemente nuevas oportunidades y conocimientos para mejorar sus métodos de cultivo y gestión.